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  EDITORIAL  

Un triste aniversario que nos invita a reflexionar

A CINCO AÑOS DEL AISLAMIENTO POR COVID

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Ilustración de la tapa

de nuestra revista Ethica Digital Nº 140
Editada en agosto 2021, durante la pandemia.

 

El Consejo de Médicos considera importante realizar un repaso de las diversas situaciones críticas que desnudó la pandemia y que no se resolvieron después de ella. La realidad de los recursos humanos en salud atraviesa hoy nuevas dificultades y hay especialidades y territorios en los que el impacto es más aún mayor. 
El 20 de marzo se cumplieron cinco años del decreto que impuso el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) como medida de protección sanitaria ante los primeros casos del COVID-19. Para esa fecha, en 2020, la emergencia era un hecho y la sociedad se enfrentaba a un desafío sin precedentes, que obligaba a un comportamiento responsable, restringido y solidario para evitar una ola de contagios que pusiera en jaque al sistema de salud agotando los recursos tanto para el diagnóstico como para la atención. 
El personal de salud ya estaba afrontando esta situación de tensión desde hacía varios días. Las guardias habían comenzado a recibir a personas con sospecha de tener el virus, ante la aparición de síntomas inespecíficos, que podían corresponder a distintas patologías, por el temor de la población. 
Consideramos que es un buen momento para reflexionar sobre nuestro comportamiento en esa emergencia que nos enfrentó a nuestra finitud y nos obligó a revalorizar la vida tal como la conocíamos. 
Es momento también de reconocer que quizá no aprendimos lo suficiente de esa situación límite. El personal médico –que en Córdoba registró al menos 55 decesos por Covid-19–, primero apoyado y luego ignorado o hasta discriminado por ser presunto factor de riesgo para sus entornos próximos, enfrenta ahora una desvalorización que se traduce en una verdadera crisis del recurso humano. 
Cada vez más colegas deben apelar al pluriempleo y cuentan con menos posibilidades de capacitación ante el surgimiento o resurgimiento de epidemias. Los establecimientos de salud están al borde del colapso y año a año se pierden clínicas privadas que durante la pandemia de Covid-19 fueron indispensables, sobre todo para la atención en localidades del interior. 
A cinco años de un hito sanitario, desde el Consejo de Médicos de la Provincia de Córdoba proponemos que analicemos y encaremos por fin soluciones de fondo para una crisis en la salud pública que se profundiza desde hace décadas y que no cambió pese al desafío de las pandemias, lo cual requiere, entre otras cosas, revalorizar al recurso humano y proteger, de esta manera, a toda la comunidad. Los trabajadores, incluidos los de salud, merecemos justo reconocimiento por la tarea bien hecha, con pasión y con vocación, aun en un contexto desfavorable. Nuestro compromiso nos da autoridad para convocar a un diálogo sobre el presente y el futuro de la salud
Como hemos dicho en diversas oportunidades, estamos en una situación crítica que se traduce en el abandono paulatino de algunas especialidades o la escasez de recursos humanos en salud en numerosas regiones alejadas de los grandes conglomerados urbanos. Esto requiere de medidas estratégicas y urgentes, que contribuyan a mejorar la realidad de quienes desempeñamos nuestra actividad nada menos que protegiendo la salud de la población. 
Es por eso que, desde el Consejo de Médicos de la Provincia de Córdoba, solicitamos a todos los actores del sistema sanitario –que es complejo por sus múltiples componentes– que se priorice la calidad de la atención y que se reconozca su valor.
Desde nuestro rol, continuaremos haciendo un aporte para mantener el nivel de las prestaciones, honrar el prestigio de nuestra profesión y contribuir a una sociedad más justa, en la que la violencia no afecte nuestro trabajo y la remuneración estimule la elección de una profesión tan digna como necesaria para el desarrollo humano de nuestra sociedad.

 

Qué hizo el Consejo en la pandemia

El CMPC realizó diferentes acciones de apoyo y protección de los colegas y de la comunidad. Por caso, desde el comienzo de la cuarentena y a través del Fideicomiso Solidario de Ayuda Profesional (Fisap), se creó para todos sus miembros un subsidio para los casos de contagio de la enfermedad, también se implementó otro para aquellos médicos afiliados que atravesaran una crítica situación económica como consecuencia del aislamiento social obligatorio, mientras siguiera vigente el mismo y hasta dos meses posteriores a su cese. Asimismo, se otorgó un subsidio por fallecimiento por Covid-19, que fue entregado a los beneficiarios que hubieran sido designados por el titular antes del deceso. En total, fueron aprobados 1.270 subsidios otorgados por la enfermedad.
Por otro lado, ante la difícil situación que atravesaban los colegas que trabajaban como monotributistas, en las categorías A, B y C, el Fisap también se hizo cargo, mientras duró la situación, de la cuota de matriculación y su aporte al sistema solidario.
Asimismo, el seguro de protección solidario y voluntario aplicó un incremento del 25% en los subsidios anteriores a la pandemia por incapacidad laboral transitoria, maternidad y accidente en caso de invalidez o fallecimiento. 
Finalmente, organizó cursos, ateneos, charlas y debates en forma virtual para comprender la realidad de un virus desconocido, al tiempo que organizó charlas de divulgación hacia la comunidad acerca de qué tener en cuenta para el autocuidado.

El lunes 21 de abril falleció Francisco el Papa argentino,  que invitó siempre al diálogo, reivindicó la paz y criticó la economía que excluía a millones de hombres y mujeres en el mundo, mostrando el rostro más humano de la Iglesia Católica, que fue mucho más allá de los límites del catolicismo, comprometiéndose con los derechos de los postergados. ETHICA DIGITAL, nuestra revista, se une al dolor del mundo.

PAPA FRANCISCO
1936- 2025

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La enfermedad, oficio de médicos

  • “La enfermedad forma parte de nuestra experiencia humana. Pero, si se vive en el aislamiento y en el abandono, si no va acompañada del cuidado y de la compasión, puede llegar a ser inhumana”.

  • “El Señor mismo, hecho hombre, quiso compartir en todo nuestra debilidad, y por eso a Él le podemos presentar y confiar nuestro dolor, seguros de encontrar compasión, cercanía y ternura. En su amor confiado, Él quiere comprometernos para que también nosotros podamos ser ángeles los unos para los otros, mensajeros de su presencia”. De modo que, a menudo, sea para quien sufre, sea para quien asiste, el lecho de un enfermo se puede transformar en un “lugar sagrado” de salvación y redención.

  • “Benedicto XVI, que nos dio un hermoso testimonio de serenidad en el tiempo de su enfermedad”, escribió en su encíclica Spe salvi que “la grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento” y que “una sociedad que no logra aceptar a los que sufren […] es una sociedad cruel e inhumana”. Porque “afrontar juntos el sufrimiento nos hace más humanos y compartir el dolor es una etapa importante de todo camino hacia la santidad”.

  • “Queridos amigos, no releguemos al que es frágil, alejándolo de nuestra vida, como lamentablemente vemos que a veces suele hacer hoy un cierto tipo de mentalidad, no apartemos el dolor de nuestros ambientes. Hagamos más bien de ello una ocasión para crecer juntos, para cultivar la esperanza gracias al amor que Dios ha derramado, Él primero, en nuestros corazones y que, más allá de todo, es lo que permanece para siempre”.

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