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  CULTURA  

Historia para no olvidar

EL ABORDAJE SANITARIO EN LA GUERRA DE MALVINAS

A 42 años de la  Guerra de Malvinas, seguramente nuestros lectores tendrán asumida una posición con respecto a los factores políticos y estratégicos donde hay lecturas polémicas y antagónicas. Pero más allá de estas divergencias, hay un reconocimiento que los verdaderos héroes de aquel enfrentamiento fueron sin duda los soldados, jóvenes de entre 19 y 20 años, que lucharon en condiciones adversas en equipo y alimentos, incluso sancionados y los médicos, enfermeros y personal de salud que tuvieron a su cargo la tarea de curar a los heridos y tratar de salvar vidas. Por ello, este recuerdo es un homenaje a esos protagonistas, en algunos casos olvidados. De esta manera Alejandra Beresovsky, en su informe rescata el testimonio de cuatro veteranos que actuaron en el conflicto bélico. Tres de ellos nos contaron sobre su desempeño como médicos y la estrategia sanitaria en el conflicto, a que añadimos algunos datos complementarios sobre la persistencia de estrés postraumático en muchos veteranos y una mención especial a la participación de la mujer en el conflicto (Luis Rodeiro)
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Ethica Digital recuerda el paso por el Consejo en 2024 de cuatro veteranos de la Guerra de Malvinas, que analizaron la estrategia sanitaria en el conflicto armado, la guerra de Malvinas fue uno de los aspectos menos conocidos del conflicto bélico. Es por ello que, en un nuevo mes de aniversario de ese hito histórico que para muchos aceleró como consecuencia el regreso de la democracia en el país.
Se este modo ETHICA DIGITAL rescata una de las actividades más importantes organizadas por la Comisión de Actividades Sociales y Culturales del CMPC el año pasado, en la que participaron cuatro integrantes de las Fuerzas Armadas, tres de los cuales tuvieron responsabilidad en la atención de salud, tanto de los combatientes como, en algunos casos, de la población de las islas.
El evento fue denominado Experiencias de Malvinas: “Un homenaje a nuestros héroes”;  que se realizó el jueves 25 de abril en el marco del ciclo Café con Cultura. Disertaron el Comodoro Retirado Dr. Fernando Miranda Abos, el Teniente de Fragata Médico Retirado Dr. Ricardo E. Denes, el Comodoro Retirado Dr. Antonio Borraccio y el Comodoro Retirado Mateo Vottero, quienes compartieron sus vivencias y reflexiones sobre el conflicto.
Nacido en Córdoba, el Dr. Miranda Abos se recibió de médico cirujano en la UNC en 1976 y posteriormente obtuvo la especialidad en cirugía general. En la Guerra de Malvinas se desempeñó como jefe de sanidad en Darwin y por su actuación recibió la condecoración al valor en combate.
Ya sus primeros pasos en las islas nutrieron sus sorprendentes recuerdos: “Cuando estaba aterrizando, vi a un soldado estaqueado, lo que me llamó profundamente la atención. Había sido por un problema interno. Pudimos conversar con su superior y hacer que cambiara la penalidad del soldado”, describió. Y subrayó uno de los aspectos que explican la severidad de la medida: “En Malvinas una constante es el viento”. Y completó: “Esa fue mi llegada a Darwin”.
El comodoro retirado pinta uno de los escenarios que enmarcó su participación en la guerra: “En la escuela en la que estábamos alojados no teníamos ni agua, ni luz. De noche era un poco primitivo. Sintonizábamos la radio y escuchábamos algunas noticias del mundo”.
El arribo de los ingleses lo encontró en plena actividad. “Estábamos atendiendo a un capitán que se había accidentado y de pronto escuchamos un grito: ‘¡Los ingleses!’. Y entraron tres aviones a vuelo rasante. Es algo muy impactante, porque imaginen si, además de pasar con vuelo rasante, el avión tira bombas”, reveló y añadió que, una de esas bombas detonó muy cerca de él y lo dejó temporalmente sordo. Lo siguiente fue el fuego y las primeras víctimas. “Ardió todo. Los cadáveres estaban carbonizados”, rememoró.
Uno de los aspectos menos conocidos de la Guerra fue la relación con los habitantes de las islas. “Como establece la Cruz Roja internacional, cuando un exponente militar toma un pueblo, pasa a ser responsable de su alimentación y de su salud. Por lo tanto, pasamos a ser responsables de los kelpers que vivían en Darwin”, señaló y precisó que debieron hacer una revisión de las 138 personas que había allí.
Tampoco trascendió inmediatamente el estado en el que estaban los soldados argentinos. “Tuvimos una noticia muy triste antes del desembarco de los ingleses que se veía venir. El 19 de mayo falleció un soldado argentino por desnutrición, un chico de Corrientes”, afirmó el Dr. Miranda Abos. Y ratificó: “Había soldados, pobrecitos, desnutridos. No sobraba comida, pero tampoco faltaba a ese punto, pero, bueno, eso fue una cosa que pasó”.
El Comodoro Retirado afirmó que, una vez en combate, “rescatar era una gran alegría. A los rescates los hacía yo, junto con el piloto, el copiloto y el mecánico. No había enfermeros, ni camilleros”. “Y así seguimos hasta el combate final, que fue el 28 de mayo, en el que hubo un bombardeo nocturno importante. Comenzó a las 20:30 y se extendió hasta el día siguiente. Luego fue la rendición”, narró.
A su turno, tomó la palabra el Teniente de Fragata Médico Retirado Dr. Ricardo E. Denes, cirujano general y cirujano plástico, quien en la guerra del Atlántico Sur se desempeñó como Jefe del Departamento Sanidad de Transporte Ara San Blas y prestando apoyo logístico a las unidades de combate. Fue distinguido con medalla de honor del Congreso de la Nación y con medalla de la Armada Argentina.
Cuenta que, sin tener la seguridad de que recibiera todo el material que necesitara, antes de partir pidió donaciones a comercios de venta de insumos, para armar un quirófano y una mini terapia intensiva. Contaba con formación en sanidad en combate, basada fundamentalmente en los manuales de la OTAN y la experiencia de la sanidad en la Guerra de Vietnam.
“En la Escuela de Sanidad hacían hincapié en las heridas de esquirlas, pero por sobre todo en las quemaduras por elementos químicos especiales”, detalló.
El Teniente de Fragata Médico Retirado recuerda que tampoco él podía obtener asistencia para su labor sanitaria, al igual que Miranda Abos. “Tuve la suerte de que el jefe de cubierta del buque había sido Teniente de Corbeta de nuestra Armada y se ofreció a ayudarme, así que le enseñé cosas como lavarse las manos, ponerse una bata, etc.”, apuntó. Sin embargo, se detuvo a homenajear a las enfermeras navales, quienes, aunque no participaron del conflicto bélico, “fueron grandes hacedoras y ayudaron a armar todas las unidades sanitarias”, recordó.
Denes centró parte de sus recuerdos en el hundimiento del Crucero General Belgrano y la impotencia por las dificultades para las tareas de rescate.
“Atravesábamos un gran temporal, con olas de aproximadamente ocho metros de altura, con fuertes vientos de 100 kilómetros por hora, por lo que esa noche era imposible rescatar sobrevivientes”, rememoró.
A continuación, el Comodoro Retirado Dr. Antonio Borraccio, diplomado en Salud Pública, subdirector del Hospital Aeronáutico Córdoba, asesor de la unidad aérea en el conflicto y médico en el puesto avanzado de socorro en la base aérea militar Malvinas.
Borraccio informó que, para el 10 de abril –ocho días después de iniciada la guerra– “ya había entre 4.000 y 4.200 hombres en las islas”. “Entonces–continuó–, había que desarrollar un plan sanitario para atenderlos a ellos y a los que iban a llegar”.
En esa época, estaba activo el Hospital de Comodoro Rivadavia, pero para los fines del conflicto fue descartado. Se creó entonces un centro que era segundo en complejidad después del puesto avanzado de socorro en Puerto Argentino. De hecho, en el lugar –que es la capital de las Islas Malvinas y fue bautizado por los ingleses como “Puerto Stanley”– existía el Hospital Memorial Rey Eduardo VII, pero fue reservado para la atención de los habitantes.
Es por ello que se creó el centro interfuerza médico, integrado por personal de la Fuerza Aérea, del Ejército y de la Armada. Allí se brindó asistencia a unos 1.990 heridos, de los cuales, 666 fueron por traumatismos. Además, se realizaron 671 evacuaciones aeromédicas, 4.005 prestaciones médicas y 629, odontológicas.
Finalmente, tomó la palabra el Comodoro Retirado Mateo Vottero, quien reveló cómo era la formación para ser apto para el combate –fase denominada “etapa tres”–, lo cual se traducía en aproximadamente 100 horas de capacitación. “Con mis compañeros hicimos la etapa dos en 1981 y en diciembre de ese año nos habilitaron como ‘etapa tres’”, recordó. Afirmó que, en ese momento, él tenía 23 años y que sus jefes rondaban los 32 o 33 años. “Mi hija hoy tiene más que eso y no la veo como veía a mis jefes en esa época”, graficó.
Vottero reveló algunas tácticas empleadas en el combate para contrarrestar las ventajas en materia de tecnología con la que contaban las fuerzas inglesas.

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Permanencia de estrés postraumático en ex combatientes

Una investigación de la psicóloga e investigadora del Conicet, Cecilia Yaccarini, realizada recientemente da cuenta que siete de cada diez ex combatientes continúa sufriendo síntomas de estrés postraumático(1).
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Aunque pasaron 42 años desde la guerra, muchos ex combatientes siguen sufriendo síntomas de estrés postraumático. Su porcentaje es altísimo: siete de cada diez veteranos continúan con secuelas de distinto tipo: pesadillas repetitivas, ansiedad, sensaciones de enojo y otras señales de no haber recuperado su salud mental. Así lo detectó la investigación que tomó 500 casos de ex combatientes y que ahora busca ampliarlo por lo que invita a quienes hayan ido a la guerra de Malvinas a sumarse a la investigación.
“El estudio busca saber por qué siguen existiendo síntomas de estrés postraumático cuarenta años después y qué factores influyen en que estos síntomas se sostengan”, detalló. 
La investigadora lleva cinco años trabajando en el tema. “Abarcamos desde soldados a oficiales, es decir todas las jerarquías. Lo que más llama la atención es cómo los síntomas continúan después de cuatro décadas. Las secuelas son variadas, por ejemplo la reexperimentación, tener sueños repetitivos o sensaciones físicas que te llevan a revivir momentos de la guerra. La evitación, cuando la persona tiene comportamiento para evitar volver a atravesar el dolor, como no pasar por lugares que les hagan recordar. Hay mucha gente que prefirió no hablar al volver de la guerra... algunos entrevistados nos decían, ‘en 40 años es la primera vez que puedo decir qué me pasó'. Otros síntomas son la hiperactivación del sistema nervioso central, con sensaciones de enojo, de ansiedad, de que cualquier cosa te saca”.
De los datos surgidos del primer tramo de la investigación se concluye que los jóvenes fueron los más afectados. “Los ex combatientes que entonces tenían entre 18 y 22 años son quienes hoy tienen más síntomas de estrés postraumático”, dice Yaccarini. 
¿Es sólo por la edad? ¿Cuánto influye que eran conscriptos, chicos que no habían elegido la carrera militar, llevados a la guerra? En la última década, los ex soldados lograron contar que en las islas sufrieron maltratos y torturas de parte de los oficiales argentinos, una oficialidad que era parte de la dictadura militar,  e iniciaron causas judiciales contra ellos.
“En nuestra investigación encontramos que hubo factores específicos del conflicto muy importantes para provocar estrés postraumático, como la falta de satisfacción de necesidades básicas: pasar mucho frío o hambre", señala la investigadora. Sin embargo, agregó que necesitan "llegar a más cantidad de veteranos para hacer estudios comparativos. Nosotros preguntamos sobre el maltrato, sobre si se habían sentido apoyados o no y por el momento no aparece como un factor que haya incidido. A través de las entrevistas lo que sí se pudo ver es que las situaciones que provocaron más secuelas fueron la pérdida de un compañero en la guerra. Y también fue muy traumático lo que vivieron después del regreso”.
“En el regreso no hubo ningún tipo de acompañamiento. Sólo el 14 por ciento recibió atención psicológica o psiquiátrica, es decir muy pocos. Y todos sufrieron la estigmatización, fueron etiquetados como ‘loquitos de la guerra’. Eso les trajo muchas dificultades, tanto en la reinserción social como para conseguir empleo”.

1.  Fuente: Laura Vales

Las mujeres en Malvinas

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Enfermeras en el Hospital reublicable de Comodoro Rivadavia

Como lo reconocen  las testimonios de los cuatro disertantes que contaron sus experiencia, en el acto organizado por la Comisión de Actividades Sociales y Culturales del Consejo Médico el pasado año, las mujeres participaron de forma significativa, aunque a menudo invisibilizadas, como enfermeras, instrumentadoras y en otras funciones de apoyo, brindando asistencia médica y contención a los heridos, tanto en el campo de batalla como en hospitales. En este sentido se destaca el papel crucial en la atención médica, tanto en el buque hospital Almirante Irizar como en otros hospitales. Un grupo de 59 aspirantes navales que realizaban estudios de enfermería en la base de Puerto Belgrano fueron movilizadas al inicio de la guerra y en general las mujeres en Malvinas cumplieron un papel importantes en la contención emocional, atendiendo a los heridos y a sus familias. No sólo participaron en la atención sanitaria, sino que algunas se desempeñaron como telegrafistas y otras funciones técnicas.
En los últimos años, se ha hecho un esfuerzo para reconocer su participación y visibilizar sus historias. En 2023, Alicia Reynoso se convirtió en la primera mujer en recibir en su DNI la inscripción "Heroína de la Guerra de las Islas Malvinas". 
Un proyecto de investigación se centra en la historia personal de las enfermeras de la Guerra de Malvinas, antes y durante su desarrollo. 

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